Esta tarde fuí a ver Pina de Win Wenders al Cinemex Altavista, nunca había ido hasta allá en bicicleta. Me pareció el camino más accidentado que he tomado, baches por doquier y automovilistas furiosos de pasadas las 6 de la tarde. Valió la pena pedalear torpe pero velozmente (si en verdad eso fue veloz) para llegar unos 10 minutos tarde. (¡tendré que verla de nuevo!) La fotografía es bellísima, siempre con la presencia de los elementos; agua, tierra, viento, completamente en 3D, rodada en escenarios urbanos y naturales de Wuppertal, Alemania. Durante toda la película tanto yo como los demás espectadores reimos y estoy segura que también nos identificamos con la tristeza, dependencia, enajenación, ira, miedo, desesperación, que expresaba cada bailarín de la compañía de danza Tanztheater Wuppertal Pina Bausch. Salí de ahí queriendo volar, como si todo se prestara para hacerlo, mil cosas pasaban por mi mente, hubiera bailado en el Tower Records, a las afueras de pabellón Altavista e incluso andando en mi bicicleta, ¡cómo extraño el ballet! Me la pasaría bailando todo el día, todos los días.
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